Puntos Clave
• Pakistán comenzará deportaciones obligatorias de afganos indocumentados desde el 1 de abril de 2025; fecha límite voluntaria: 31 de marzo.
• Refugiados con tarjetas PoR tienen extensión hasta el 30 de junio, pero la medida afecta a 900,000 migrantes económicos documentados.
• Las deportaciones generan redadas, arrestos y corrupción, fomentando temor y ocultamiento; impactan derechos humanos y desestabilizan económica y socialmente.
A partir del 31 de marzo de 2025, los refugiados afganos en Pakistán 🇵🇰 enfrentan una incertidumbre desgarradora. Durante décadas, Pakistán ha sido un lugar de refugio para millones de afganos que huían de la guerra, la inestabilidad económica y la persecución. Sin embargo, una reciente política de deportaciones por parte del gobierno paquistaní ha generado miedo y ansiedad entre las comunidades afganas. Esta situación amenaza con desarraigar los hogares y vidas construidas por generaciones y podría tener repercusiones humanitarias y diplomáticas significativas.

Políticas de deportación y su ejecución
En 2023, el Ministerio del Interior de Pakistán anunció planes para deportar a todos los extranjeros indocumentados, centrándose particularmente en los ciudadanos afganos. La fecha límite para abandonar el país de forma voluntaria se fijó para el 31 de marzo de 2025. A partir del 1 de abril, las deportaciones obligatorias comenzarán, afectando a cientos de miles de afganos que permanecen sin documentación. Aunque los titulares de tarjetas de Registro de Refugiados (PoR, por sus siglas en inglés), que reconocen su estatus legal como refugiados, recibirán una extensión hasta el 30 de junio de 2025, la situación para cerca de 900,000 migrantes económicos afganos con documentos es sombría.
El gobierno de Pakistán argumenta que su decisión se debe principalmente a preocupaciones de seguridad. Las autoridades aseguran que algunos ciudadanos afganos están vinculados a actividades delictivas y militantes, una acusación que el gobierno afgano 🇦🇫 rechaza categóricamente. Sin embargo, esta postura estricta ha desatado críticas de organizaciones internacionales de derechos humanos, que califican las medidas como desproporcionadas y dañinas.
Impacto en las comunidades refugiadas
En ciudades como Islamabad y Rawalpindi, la implementación de estas políticas ha conllevado una intensificación de las redadas y arrestos en comunidades afganas. Las fuerzas de seguridad han sido acusadas de llevar a cabo allanamientos nocturnos, detenciones arbitrarias y acoso generalizado, impactando incluso a mujeres y niños. A medida que estas prácticas se han intensificado, el temor a la deportación repentina se ha apoderado de muchos refugiados.
Asimismo, hay informes de corrupción y abuso de poder por parte de la policía, destacándose casos en los que refugiados han sido forzados a pagar sobornos para evitar ser detenidos. Estas acciones han sido calificadas por la embajada afgana en Islamabad como intentos de expulsión forzosa injustificados, bajo condiciones inhumanas. La incertidumbre y constante amenaza de ser desalojados han empujado a muchos refugiados a ocultarse, renunciando a cualquier semblanza de estabilidad.
Consecuencias emocionales y sociales
Los efectos de las deportaciones no solo son físicos, sino también psicológicos. La comunidad de refugiados afganos abarca muchas personas nacidas y criadas en Pakistán, quienes perciben el país como su único hogar. Mohammad Laal Khan, un refugiado de segunda generación, expresó su angustia al ser considerado “extranjero”. Dijo no tener vínculos con Afganistán, un testimonio conmovedor que refleja el dilema de identidad que enfrentan miles de refugiados.
Regresar a Afganistán plantea riesgos adicionales. Con un contexto marcado por políticas hostiles, muchos temen represalias por antigüedades laborales o conexiones políticas previas. Además, las condiciones económicas del país son alarmantes. Afganistán atraviesa una crisis severa, con altos niveles de desempleo, inseguridad alimentaria y un colapso casi total de su infraestructura económica. Reinstalarse en este entorno representa un enorme desafío para aquellos que no cuentan con redes de apoyo ni recursos básicos.
Contexto histórico del flujo migratorio
No se puede entender la crisis de los refugiados afganos en Pakistán sin analizar las raíces históricas de este fenómeno. La migración masiva de afganos comenzó con la invasión soviética de Afganistán en 1979, lo que desplazó a millones de personas. Este éxodo continuó durante los conflictos civiles y el régimen Talibán de los años 90, así como la intervención liderada por Estados Unidos en 2001. Más recientemente, la llegada al poder de los talibanes en 2021 provocó que decenas de miles huyeran, temiendo represalias contra quienes colaboraron con administraciones previas o fuerzas internacionales.
Hoy en día, Pakistán alberga a aproximadamente 3 millones de refugiados afganos: 1.3 millones con tarjetas PoR, 800,000 con Tarjetas de Ciudadano de Afganistán (ACCs) y un millón sin documentos legales. A pesar de proporcionar refugio durante décadas, estas comunidades han vivido en la precariedad, con acceso limitado a servicios básicos como la educación o la atención médica, además de enfrentar discriminación sistémica.
Repercusiones regionales y globales
Las deportaciones masivas de refugiados afganos no solo afectan a Pakistán; las implicaciones internacionales y regionales son considerables. En Afganistán, la llegada de cientos de miles de personas podría desbordar los ya escasos recursos, creando tensiones sociales y un aumento de la crisis humanitaria. La frágil economía del país no está preparada para absorber una afluencia masiva de retornados, lo que también podría intensificar los conflictos internos.
Desde una perspectiva diplomática, las deportaciones generan fricciones entre Islamabad y Kabul. La desconfianza bilateral ya existente podría profundizarse, dificultando la cooperación necesaria en cuestiones de seguridad transfronteriza y luchas contra el extremismo. Esto puede desencadenar una mayor inestabilidad en una región históricamente volátil.
En el ámbito global, organizaciones como las Naciones Unidas y grupos de derechos humanos han elevado sus voces contra las políticas de deportación. Advirtieron sobre violaciones de derechos fundamentales y las posibles consecuencias humanitarias. Pakistán, como signatario de tratados internacionales, enfrenta críticas por no garantizar medidas adecuadas para proteger a los refugiados frente al peligro, lo que podría aislarlo en escenarios internacionales.
Urgencia humanitaria frente a las deportaciones
Numerosos organismos han solicitado a Pakistán reconsiderar sus políticas de deportación. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos expresó preocupación por la falta de mecanismos que garanticen retornos seguros y dignos. Asimismo, entidades como Amnistía Internacional han condenado las condiciones en las que las fuerzas de seguridad implementan estas deportaciones.
El reloj corre rápido para los refugiados afganos. Con la fecha límite de marzo de 2025 acercándose, muchos no han tenido tiempo de buscar alternativas viables, como reubicarse en terceros países o encontrar protección dentro de Pakistán. La falta de apoyo logístico, financiero y social que acompaña estas deportaciones deja a las personas en una posición vulnerable, algo que contradice los principios internacionales de asistencia a los refugiados.
Reflexión final: equilibrar seguridad y humanidad
El desafío que enfrentan los refugiados afganos en Pakistán pone en el centro de atención la necesidad de abordar las crisis migratorias con sensibilidad y equilibrio. Si bien Pakistán tiene preocupaciones legítimas respecto a la seguridad y los recursos internos, la forma en que decide manejar estas cuestiones debe alinearse con los estándares internacionales de derechos humanos.
VisaVerge.com analiza que estos problemas requieren no solo soluciones inmediatas para garantizar que los refugiados no enfrenten abusos o deportaciones forzadas, sino también un compromiso renovado para abordar las causas profundas del desarraigo. La comunidad internacional, a su vez, debe trabajar en conjunto para fortalecer los mecanismos de reasentamiento y asistencia a quienes más lo necesitan.
En última instancia, sólo una estrategia coordinada y respetuosa con la dignidad humana puede mitigar el sufrimiento de quienes huyen de conflictos y persecuciones, asegurando que los derechos de los refugiados sean protegidos, independientemente de las fronteras y políticas en juego. Puedes encontrar información adicional sobre políticas de refugiados en la ACNUR para comprender mejor las obligaciones internacionales relacionadas.
Aprende Hoy
Refugiados → Personas que huyen de su país debido a conflictos, persecuciones o violaciones de derechos humanos, buscando protección en otro lugar.
Deportaciones → Proceso mediante el cual un gobierno expulsa a extranjeros de su territorio, generalmente por razones legales o de seguridad.
Tarjeta de Registro de Refugiados (PoR) → Documento que otorga reconocimiento legal como refugiado y acceso limitado a ciertos derechos en el país de acogida.
Crisis humanitaria → Situación grave que afecta a comunidades enteras, caracterizada por problemas como falta de recursos básicos y violaciones de derechos.
Repatriación forzada → Retorno obligatorio de personas a su país de origen, incluso cuando las condiciones allí no sean seguras.
Este Artículo en Resumen
Pakistán enfrenta críticas internacionales tras anunciar la deportación de cientos de miles de refugiados afganos en 2025. Estas políticas despiertan temores humanitarios, desarraigando comunidades establecidas por décadas. Mientras Kabul lucha con crisis económica, expertos llaman a soluciones compasivas. ¿Seguridad o humanidad? El desafío radica en equilibrar derechos humanos con intereses nacionales.
— Por VisaVerge.com
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